05 diciembre 2006

CAPRICHO MITOLOGICO

Hubo un tiempo en el cual los hombres se agolpaban en el filo del precipicio, la esplanada que los reunía en objetivo no era suficientemente amplia y por instinto de supervivencia empezaron a creer que podrían mutar.

Tantos saltaron al agua y perecieron que el mar se apiadó del último. Mientras caía por el acantilado, ciego a la despejada llanura detrás de él, las olas rompieron con tanta fuerza contra el granito del corte rocoso que los cristales enquistados saltaron despedidos allí donde olieron la vida. Mágicos segundos hicieron de las piernas del mortal un escudo de escamas para sobrevivir en las aguas.
El granito era de los pocos elementos en el universo que habían resistido mejor lo feroz del mar.

Una ola alta fue a encontrarlo y lo hizo suyo, enguyéndolo a las profundidades de un mundo inhóspito nada peligroso, simplemente temido antes por ser desconocido.

El hombre y su pesada cola caían sin esperanza, él aturdido, sus piernas imposibilitadas, y detrás toda un aura-estela de su verdadero yo.
Lo que había sucedido no podía tener semejante destino. Sucedió que fue algo de mujer lo que completó la magia de la naturaleza y siguió el rastro. Los labios de aquella inusual belleza, borrosa a lo visual, mecida por el mar, juntaron las ganas olvidadas para entregarlas al aún mortal y sellando su boca con la de él cayeron juntos arrastrados por el magnetismo del abismo, convirtiendo al poco rato el hundimiento en vaivén y musical planeo.
El calor de la naturaleza femenina penetro en forma de beso cuerpo adentro de aquél humano sujeto, llenando pletóricamente la carne del hombre sin mayor consecuencia hasta alcanzar su cintura. Entonces sucedió.

El calor de un amor tan distinto se apoderó del hombre y él respondió concentrando todas sus maravillas emocionales en un único objetivo, hacer de sus piernas semejantes a su descubierta compañera. La voluntad de quedarse con ella y corresponderla concentró toda la energía en el suceso y en vez de escapar fundió los cristales de granito, transformándolos en brillantes escamas.

La caída cada vez era menos precipitada, el acantilado prolongado bajo el mar volvió a ser infinito en su oscuridad, la pesadez de las piernas enfundadas había desaparecido y sin saber cómo conocía como moverse a ritmo de cola, al ritmo de aquella femenina presente quien nunca antes había pisado tierra.

Fueron dulces días en salado elemento, ingrávidos cuerpos, húmedos momentos. Las voces ya no eran más que gemidos y guturales frecuencias del deseo, las caricias lentas, los besos tiernos como pececillos.

Dos mitológicos cuerpos tuvieron la oportunidad de ser donde en ningún otro lugar hubiesen sido. Furtivos de un imposible se amaron distintos, intuyendo entre la densidad salina el porqué del milagro.

Allí abajo un siempre oscuro no existía, sus colas resplandecían deslumbrando a gorgonias y laminarias, destellaban las risas, se confundían las estelas perseguidas llenando de aire burbujas, un difuminado de nubes efervescentes que llevaba hasta el lecho de arena donde se amaban.

Allí arriba solían subir, sobre todo por él que buscaba un origen olvidado, y ella le aseguraba de nuevo con besos lo hiperbarico, le retenía y envolvía en reducción de oxígenos y atmósferas, de nuevo hipnotizado caía con ella hacia el fondo del bienestar.

El mar había dejado la oportunidad abierta, bien sabía que en sus aguas perdidas podrían suceder las cosas más hermosas, de otra manera no sería si los sentidos habituales ya no existían, si los oídos no escuchaban más que ondas, si la vista no era nítida por ver entre fluido, si el tacto era siempre blandecido, si el olor no existía por haber sido innatamente tapiado por la supervivencia. El humano mutado vivía de ella, de sus preciosos influjos, de las ondas emitidas en tanta distinta longitud y frecuencia referida a los estados femeninos, de sus impulsos acuosos perfectos para darle caricia. Pero había algo entre ellos que les hacía imantados.

Las escamas gozaban de un secreto que ni la mujer submarina conocía, en ellas radicaba la magia del mar porque al rozarse entre colas de semejantes emitían una débil melodía compuesta día a día. Ese hilo sonoro imperceptible les vestía de un imposible que ni el mar conocía. Cada chocar de escamas un sonido, cada roce un filo de acorde, cada brillo confundido en espejo ajeno sonaba a saxo vivido.

La intimidad de ambos alejaba al mar de ellos, le hacía mero instrumento. Ese acontecer irreverente, olvidando al padre y madre de los mitológicos seres generó al furia nacida del abismo. La intención de mostrarse sublime les intentó arrancar el abrazo, les lanzó un torbellino, corrientes de fondo divergentes y ante lo imposible de la intención decidió expulsar a ambos del reino sumergido.

Ascendían dos seres aferrados el uno al otro, impulsados por una generosa manera de hacerles chocar en la otra vida. El aire explotó en sus caras nocturnas y de nuevo las olas los llevaron a tierra.

Era un amanecer cualquiera, en una cala virgen donde perdieron la mitología. El sol del horizonte barría el regalo de las colas, cuerpo sobre arena, colas aún mojadas por el mar y el vaivén del grandioso comprendiendo que ambos siempre debieron tener piernas.

Ambos, hombre y mujer despertaron aliviados de un peso de escamas recuperadas en granito que las suaves olas se llevaban.
En la orilla, bajo el resplandecer de los granitos sumergidos a los pies, bajo un sol naciente de verano se besaron.

Aún así, las piernas continuaron soñando que eran colas, buscaban la melodía del amor en la caricia y el enrosque hasta que las piernas de ella le cobijaron a él y dieron sentido a todo.
Con una sonrisa final volvieron a ser libres en la plenitud solar, como antes hicieran, pero mucho más felices al reconocer en lo sublime del mar los sonidos de su ayer que les acompañaba.



Capricho Mitológico © 2006 Pol Ten Bock

04 diciembre 2006

Un Horizonte Vertical (Pol Ten Bock)

Nacida bajo la sábana
culpables mis dedos que pinzan la exhibición,
quedas sin protección.

Duermes como siempre, con estrellas
recostada, casi silenciosa
desapercibida entre diamantes,
desnuda, por darle olor de piel a mis fantasías.

Han sido húmedos sueños, me despertaron
de mi nacieron y quedaron, flotando
gritándole a las ganas por ser.

Son aún sueños despiertos
que miran desde la ventanilla
que recorren tu viaje, como un tren
mientras duermes,
tan tranquila, relajada, entregada
sin olvidar el calor de quien te ampara.

Obsesión por ti,
tú eres aquí y ahora
tu sueño mi despertar
mi sueño tu aurora.

El existir es sentirte, saberte viva
me convierto en alimento para recibirte.

Intuye el cuerpo de mujer ajeno a mi estar despierto
piensa que es un sueño, que no son caricias
ni besos, ni que haya palabras,
aún así baila la canción del soñador encarnado.

Los labios manan poemas de campo con amapolas.
La boca como calido aliento de un desierto.
La lengua cristalinas gotas, la lluvia del pensamiento,
de un hombre atrapado en tus brillos del trayecto.

El horizonte por llegar,
y un presagio anuncia el ladeo
el cuerpo de mujer se deja llevar

Su sonrisa la acompaña
Sus brazos se alzan,
los pechos se enfrentan
se elevan buscando,
el arco decora la espalda
el horizonte del soñado
aparece entre los muslos de tus piernas.

Te sé dormida,
decidida ha seguir en tu estado
y me siento esclavo en tu alejamiento.

Sólo un destino, nada más quiero
nada para mí, todo tuyo
mi deseo y tu sueño juntos.

Mis labios imantados, sedientos
mis ojos atentos al amanecer
mis manos sujetas a las laderas
mis besos entre tus piernas.

Ríos saboreo,
frutas penetro,
Tiento al mordisco,
lamo en recelo.

Entre labios tu carne
dolería no tenerla.
Entre los tuyos mi lengua
toda la orografía de la madre tierra.
En tu voz mi sueño, avanzando.
Bajo mis dedos te siento
con el despertar que azotan los vientos.

Desnuda entre mariposas
por haber alcanzado yo mi sueño,
mi dormir despierto,
soñar en tu sueño
en mi horizonte vertical
placiendo tu cuerpo.


Un Horizonte Vertical © 2006 Pol Ten Bock

10 octubre 2006

BANDA SONORA GRADO 10

Grupo: Orgasmical
Tema: Exceso.





2. Grupo: Siniestro Total.
Tema: Carne dentro de Carne.




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3. Grupo: Angel Petisme.
Tema: Reggae del Basilisco.









4. Grupo: Coque Malla
Tema: Son los Celos.




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11 agosto 2006

Otra vez eres sirena (regalo de Corazón felino)


Hubo una que...
una vez, fue sirena,
y con su cola de turquesa
en una ola al mar se le escapó,
yo la veía desde los muelles
en su pelo espuma, y la sal
de su cuerpo brisa y bruma,
ella con su canto hipnotizaba
yo nunca seré tuya se escuchaba,
por eso me tendrás para siempre
aseguraba¡¡¡
GLAUKA, otra vez, eres sirena¡¡¡
te quiero mucho,
recuerda que antes de sirena ...
eres mucha mujer¡¡¡
Publicación original en el blog de mi amigo el gato ;)

10 agosto 2006

DUELO (regalo de Andrea May)


Colores transcurren sembrando a su paso,
dichas, llantos,
grises y negros,
alegría, penumbras,
y otra vez negro.

Dolor.
Porque te quise,
Porque dices amarme,
Porque no supe quererte,
Porque dices amarme.

Tristeza
de ilusiones rotas,
de sueños partidos,
de comenzar nuevamente,
de volver a fallar.

Esperanza.
De resurgir a la vida,
De sonreír al recuerdo.
De encontrar otra ilusión.

Andrea May(R)Duelo-2006
(Regalo que ni pintado, que ella sabe que estoy ya en fase "Esperanza", con leves recaídas, pero "Esperanza")

09 junio 2006

Regalo de cumpleaños a una sirena (Pol Ten Bock)

Regalo de cumpleaños a una Sirena.
"Pues sí, te regalo la sensación de sumergirse sin ser pez, soñando ser sirena.
Ya sabes, cuando el sol caldea la piel postrada en sacrificio para obtener el buen moreno que transmite salud y energía. Son esos días de playa distendidos, en los que el sol hace olvidar y amansa las tensiones, en los que más a flor de piel surge la necesidad de sentir al otro. Es el conocido efecto de la posterior ducha y el frescor de la crema hidratante que pasea el cuerpo desnudo por las habitaciones en penumbra, el que da la paz mental y la apetencia corporal. Cómo en un sueño, en esos días y sus momentos cercanos a la siesta, todo lo que nos envuelve se convierte en erótico. La brisa que cruza la estancia nos acaricia, los tamizados rayos de sol dan la luz justa, aquella entre la que aparecen las deseadas sombras, el tacto de la sábana invita a la compañía, toda la cama se convierte en playa y los sueños en su mar.
Sobre ese lecho tardío surge el íntimo perfume desinhibido, el que traen las caracolas, el sonido de los acantilados bajo el agua y las nubes de peces en danza. Sobre ese lecho en el que yaces desnuda y fresca toma aire e imagina lo que los segundos sin respiración traerán.
Toma aire y guárdalo en tus pulmones porque lo vas a necesitar, porque en breve desearás ser la sirena que sueñas ser. Será por el imán de las profundidades que atrae al cuerpo cómo si fuese luna, será esa la razón de que los músculos generen el impulso inicial que nos dobla buscando la vertical. Algo hay en ese mundo de agua que genera las patadas en la cola, alejándonos de un mundo terrenal cuyo oxígeno necesario nos hace esclavos.
Presión sobre la piel, cada vez más evidente, cómo si miles de manos buscasen atraparte. Se tapan los oídos y el aire de los conductos necesita descomprimirse. Un innato ejercicio, el mismo que se hace en el avión, ayuda a adaptarse en cada tramo del descenso. No hay regla escrita, pero la experiencia demuestra que a cada nuevo taponamiento has descendido dos metros.
Dos,
Cuatro,
Seis,
Ocho...
...y antes de alcanzar el fondo la figura humana se convierte en sirena. Las manos buscan el frente, el timón rectifica y el cuerpo planea a escasos centímetros de la arena. Es la transparente presencia del todo que te rodea, la que hay sobre ti y te mantiene, casi sin esfuerzo, con el vientre rozando la piel de este fondo de ensueño. Libre de ataduras, rodeada de sensaciones imposibles de conseguir al unísono en otro lugar, de omnipotentes caricias que abarcan la totalidad de los receptores en tu piel, nadas sumergida en este mar, descubriendo sonidos amortiguados, chispeantes destellos de los granos de arena, rumores ensordecidos de un mar que contra las rocas llega.
La pradera de arena, clara, espejo de luz de un sol de otro mundo, te da la bienvenida y te acompaña con la sombra dinámica que tus brazos y piernas pintan, la misma sombra que te hace saber que no es sueño sino otra existencia en un mundo paralelo, anhelado quizá, repleto de una tranquilidad ajena que envidias en tu otra vida.
A pesar de la suavidad de los movimientos, de la paz que este cuerpo tuyo experimenta al sentirse parte absorbida en un espacio tan poco humano y a la vez el más próximo al deseo humano, a pesar de que te sientes sirena, percibes que la carne lucha por devolverte a tu hábitat. El oxígeno se consume en las venas y el pecho llama al auxilio. Pero el mar puede más y vence la voluntad de escapar. Es el mar, su paisaje de eterna humedad y casi espacial, el que atrapa al humano en un cuerpo de sirena/o. Es la llamada de sus formas rocosas, de sus algas, corales, erizos de negras y brillantes puntas, de sus estrellas en ralentí y sus peces mansos y capaces del hiperespacio, es el cromatismo de un fondo marino pleno de armonía el que incita a recorrer sus valles y cimas.
Una brazada más, suave, precisa, acompañada por la sombra de unas piernas que en el agua son cola de sirena, te lleva hasta la incógnita hendidura de unos verdes terciopelos. El mar, la sirena, ambos en relación, en un preludio que busca dejar exhausto. Es la sirena la amante del mar, la que perfila los montes poblados del onírico espacio, la que goza con su paso manso, acariciando, dejándose sentir con su baile de complacencia, la que desea que el todo agua la haga suya. Es la tentación del profundo bienestar el que alarga la agonía pulmonar, la razón de que los miembros empiecen a licuarse en este encuentro que nunca hallará el orgasmo, porque buscarlo en el mar significa quedarse.
Irremediable, imposible relación si se busca desenlace en este hostil hábitat que nos atrapa. Es la vida a la que pertenecemos la que nos llama, la que indica que el mar no es nuestro lugar. Un amor imposible, platónico quizá, pero intenso y peligroso de entrega.
Tus pulmones no pueden más, la nuez retenida intenta abrir la boca para dejar entrar el aire, pero la mente, la conciencia de la supervivencia nos supera y supera límites impensados. Unas brazadas más, las últimas, las que permitan flotar sobre este valle y hacer piruetas, volteando sin conocer la gravedad, girando la espalda contra la arena para ver la luz. La luz, la llamada del sol que impera el mundo al que perteneces, es la luz del sol la que filtra sombras humanas en un cielo marino. Destellos confusos en la cima del agua, son las ondulaciones que provoca el límite entre dos mundos, sus distintas frecuencias interactuando. Destellos y sombras de otros/as que flotan sobre ti, a lo lejos, y alguna que otra presencia que intenta tu peripecia sin éxito. Es tu mutante naturaleza la que ellos envidian, la que no comprenden y desean por igualar al humano sin entender que lo que tú haces es más universal que humano. No se trata de un reto sino de la mezcla, de volver al lugar que uno siente pertenecer.
Hermoso y difícil es vivir en dos mundos, sufriendo uno, soñando estar en el otro.
Así es el mar, cómo un refugio.
Quizá un refugio de amante que siempre está y nunca logras alcanzar en su inmensidad. Un amante furtivo, con otro lenguaje, sin carne ni terrenales estímulos, donde no hay preguntas ni respuestas, donde sólo se está en esa lejanía de todo, en compañía.
Así, aceptando que no se puede ser sirena eternamente, recuperando la posición terrenal, subes en vertical con la cara enfrentada a la verdad. Subes y subes a velocidad de vértigo, porque el mar te quiere libre y te impulsa a ello. El primer instante rompe en la cara con el aire. Los exhaustos pulmones expulsan el viciado contenido y la nueva bocanada de oxígeno nos hace comprender que no hay un único lugar. Está en nosotros el poder ser vida, el comprender que no sólo en un mundo se vive. Orgasmo más allá de lo sexual, sí, eso es, respirar de nuevo revitaliza, tanto cómo aislarse siendo pez.
Y te tumbas en esas aguas destellantes para el que ahora se halla debajo, te tumbas entre dos mundos que amas, entre los cuales eres sirena para poder ser con cada parte en esta dicotomía humana, en definitiva para sentir que eres vida.
Así despiertas de la siesta, sobre tu cama, donde el techo es cielo y la sábana agua, continuando siendo sirena porque es esa mezclada naturaleza la que te llama, sintiéndote mujer que ama incluso sin amante, incapaz de separar lo inseparable de la vida.
---------------------------------------------------------------------------------------------- Para tí, que te sientes Sirena. "
Pol Ten Bock
Publicación original en Foro de Petarda

EL EL FONDO DEL MAR (Halloran)

EN EL FONDO DEL MAR
(Pequeña incursión soneteante en el reino de las sirenas)

En el fondo del mar hay una fiesta
con estrellas, caballitos y peces.
Treinta y seis, y parece que floreces...
aún llegas, de las olas, a la cresta.
.
El océano entero manifiesta
su alegría porque aún te estremeces,
porque hay poco ruido y muchas nueces,
porque haces de la vida una gesta.

Por eso suenan cantos de sirena,
más allá de todos los desengaños,
que ponen la tristeza en cuarentena:

la pasión de vivir no te es ajena...
Por eso, en estos ripios extraños,
navegue a ti mi "feliz cumpleaños"

02 junio 2006

TE REGALO LA LIBERTAD (Pol Ten Bock)

Te regalo la quietud de los brazos,
el deseo ahogado de tus manos,
la oscuridad de tus ojos
cubiertos por negra seda.

Te regalo la cuerda que tensa tus miedos,
la que crea el vértigo hacia lo desconocido
don de confundes y temes dolor o placer.

Te regalo un primer momento,
un instante de vacío para sentir
que una boca recorre tu cuerpo.

Te regalo la caricia de un tierno aliento
visitando tus cimas,
el tacto efímero de unos dedos que te perfilan,
el roce de una piel que adivinas.

Te regalo al oído
la entregada respiración
de aquel que aparece en tu fantasía,
el sonido que bombea su corazón
al rechazar de ti sentir el tacto,
el latir de su obsesivo deseo por hacerte feliz.

Te regalo el manto de calor
que surge de tu cuerpo,
el ardor propagado por el sentir anudado.

Te regalo un primer jameo,
como el que deja el mar al mezclarse con la lava,
el primero de muchos dónde tus notas de goce
quedarán encerradas.

Te regalo la impotencia de dar,
mezclando tus ganas con el placer que te dan.

Te regalo quedar aislada
en un mundo de aguas,
de ahogadas palabras.

Te regalo el espasmo del vientre, la contracción
en los pétalos de rosa de tu interior,
el ladeo del sueño y el blanco sendero.

Te regalo la luz del final,
el estallido de fuego,
el crujir de las brasas
que alejan el celo.

Te regalo el silencio de un beso
de quien te ve disfrutar,
de quien sabe que por fin
te ha logrado liberar.

Pol Ten Bock
Porque hay regalos que nacieron juntos, y qué mejores manos que las de una sirena para conservarlos en el fondo del mar.

22 mayo 2006

EL ADIÓS DEL ARGONAUTA (Rafael)

Hola Glauka, Pensé un barco, los marineros, el mar y un sueño vino a dormirme."
Orfeo, no cantes,
déjame saltar por la borda,
abandono el Argos,
quedaos con el vellocino de oro,
quedaos con el mundo.
Jasón, escucha,
yo no tengo el mar
¿Quién lo tiene?
nunca será mío,
pero él me acogerá
para siempre.
Dejadme ir, amigos,
dejadme soñar
que esa melodía
que viene del agua
me llama a mí.
Si, me llama,
ya no soy argonauta,
ya no soy hombre,
ya solo soy de ella,
la que nunca me tendrá.
Adiós, mis amigos,
me voy a ahogar
en una sirena.
Rafael
Publicación original en El Adiós del Argonauta

15 mayo 2006

MEDUSA (regalada por Duke Negro)


bríndame, coral
la oportunidad
de pintar el mar
de esmeralda y sal
y confía
deshojándome lo entenderás
de tí pálida
véndeme dadá
y tu medusa
queratínica
dos veces mitad
verbo de metal
dime, sin hablar
bidimensional

A MI REFUGIO MARINO...NO CONOCIDA Y SIN EMBARGO ARREBATADORAMENTE ATRAYENTE, GLAUKA.

Duke Negro

Publicación original en Medusa
Me han regalado estas estupendas medusas o flores del mar ... espero que os gusten!!!

25 abril 2006

CUANDO EL AMOR ES ENTREGA (Andrea May)

*Original en Foro de Petardas

EL amor, cuando el amor es entrega

Te regalo la oscuridad,
para que tus ojos cubiertos
no puedan anticiparse a mis deseos.

Te regalo la seda que ata tus manos,
para aprender que se puede
recibir sin dar.

Te regalo la sutil caricia de mis labios,
para que mi aliento
siembre calor en tu cuerpo.

Te regalo mis manos,
para que descubras que puedes conocerlas
sólo con sentirlas acariciar tu piel.

Te regalo palabras susurradas
que brotan en mí
sólo por hacerte feliz.

Te regalo mil caricias
que abriguen tu cuerpo,
que te hagan soñar.

Te regalo el intenso placer
de sólo gozar en poder recibir,
y las mil sensaciones
que transforman tu cuerpo al estallar.

Te regalo el tiempo de un beso
que recorre tus labios,
que abre tu boca,
que calma el deseo.

Y te regalo la fe y la confianza absoluta,
que sólo se logra cuando el amor es entrega.

Andrea May

20 abril 2006

NO AMO

No amo yo las largas noches
de quejidos silenciosos
de suspiros y sollozos
de venganzas y reproches.

No amo yo los días tristes
de monótonos atascos
de carreras y retrasos
de forzar risas y chistes.

Amo tu mirada limpia
renacer de amanecida
y en la tarde, muy tranquila,
tu sonrisa me acaricia.

Amo tu fuerza indomable
sumergirse en lo insondable
revestida de coraje
rebelde, libre y salvaje.

El turista accidental